domingo, 29 de julio de 2012

El Cuento De La Danta Amaranta


A la danta Amaranta le gusta bailar, pero su gran panza la cansa. Se esconde en el Ceibo a llorar. La danta está triste… No puede bailar.

Arriba en las ramas, se encuentra el jaguar, que duerme la siesta de media mañana. Las lapas le avisan, mientras se acicalan, que la triste danta llora toda sola, debajo su rama.
EL jaguar conoce muy bien a Amaranta, la ha visto crecer junto a su camada. Gracias a su gente, que le da la vida, el jaguar Jorge,  guardián de la selva, hace su trabajo.

Jorge se estira y mira a Amaranta, sabe que es la hora…. Decide “ayudarla”.
Sigiloso salta, cada vez más bajo, cada vez más cerca de la triste Amaranta. Cuando ya la tiene muy cerca, en su mira… extiende su garra, poderosa,  fría, y ….de un solo golpe, rompe una pesada rama,  que en la cabeza cae de la sorprendida danta.

Amaranta, con ojos llorosos, mira hacia el jaguar, y ve sus colmillos, en amplia sonrisa. “¡Corre!“ –gruñe el gato. “¡Corre!” “¡Por tu vida!”
La danta Amaranta no se espera más, y sale corriendo ¡Pero a todo dar!

El jaguar suspira, con satisfacción y sale ligero, mas, con precaución. Parece que juegan al gato y ratón, por entre los árboles, corren un montón.
Amaranta vuela, sin pensar dos veces. Ni la panza estorba, ni el corazón se cansa. Los dos animales bailan una danza…
Pezuñas retumban…catapum,pum,pum. Las zarpas repican, tin tiqui tiqui ting como campanitas, sonando a peligro…
Manteniendo el paso, las loras alientan con sus cacareos a los corredores… Coco, cococoroco, cococoroco.
Y sus corazones, como en una orquesta, todo el ritmo marcan… Tum-tum-tum-tum, tum-tum-tum-tum, tum-tum-tum-tum.

Los otros bichitos le van agregando cientos de sonidos, cada cual el suyo, y hacen que Amaranta baile mientas corre hasta la cañada, donde está el gran río,  con aguas que truenan mientras brincotean entre los peñascos.

La danta Amaranta ni por un instante afloja la marcha. Al río se tira, alta la cabeza, porque su gran panza flotar le permite, y nadar ligera hasta la otra orilla, donde como siempre, su mamá la espera.

La danta, mojada, pero más ligera, se frota el hociquito con su madrecita tierna.  Su madre pregunta: “¿Por qué tan contenta?”.
 Y Amaranta dice: “Es que hoy, madre, ¡yo bailé en la selva!”
El felino las mira, desde la otra orilla, su trabajo hecho, baja la cabeza; chasquea la cola, y desaparece… cual dorado fantasma… ¡Va por otra presa!
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Cuestionario:
·         ¿Cómo ayudó el jaguar a la danta?
·         ¿Qué podemos aprender de esta historia?
·         ¿Qué escena te gustó más?
·         Si fueras un animal del bosque, ¿cuál elegirías ser? ¿Por qué?
·         ¿Por qué es importante el bosque?
·         ¿Qué podemos hacer nosotros y nosotras para protegerlo?
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Actividad de cierre:
·         Hagamos un mural de la historia

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