miércoles, 5 de septiembre de 2012

La Historia De La Lapa Lola



     Como la lapa Lola, en todo el mundo no hay. Y es que la lista Lola, hace mucho descubrió, que  por algo que ella hizo, todo su mundo cambió.

     Veinte años atrás, este bosque era distinto. Lola vivía en las ramas de un árbol vecino, el Ceibo. Allí estaban sus hermanas, y de un nido había salido picoteando la cáscara. Ya desde pequeñita Lola era muy curiosa. Ponía gran atención a lo que a su alrededor pasaba, hacía una algarabía, y con sus primitas jugaba.

     Ahí por la misma época, pero de otra parvada, nació una lapita roja, también muy inteligente, más se veía distinta con su cabeza amarilla… y un par de plumitas verdes. A medida que crecía algo más aconteció… que la lapita no oía y eso grandes problemas le causó. Ella no se daba cuenta de que era diferente, pensaba que todas las loras se comunicaban por muecas, o sacudiéndose. Las otras loras también, estaban muy confundidas. No entendían el por qué Amarella no les respondía.

     Con el tiempo se cansaron y empezaron a picarla. Amarella compungida, de ellas se fue alejando. Creía no la querían, y por eso la atacaban. Lola era una de esas loras que no le daban pelota, y cuando se le acercaba, en busca de compañía, sacudía la cabeza y un picotazo le daba. Otra lora hubiera muerto, de hambre, pena y soledad, o presa de alguna serpiente, que por las noches acechan. Pero Amarella ya dije, era muy inteligente. De sus primas aprendió lo que había que comer, cuándo escapar del árbol, y hacia dónde volar.  Amarella se hizo tan buena, y su vista tan aguda, que pronto se convirtió en la mejor buscadora.  Ella era generosa, y sin importar el pasado,  muy a menudo guiaba a todas sus compañeras hasta las frutas más dulces y las más ricas nueces.  El problema era la noche, cuando todas descansaban, porque  a la pequeña Amarella el ruido no despertaba. Así ella se acostumbró  a pasar toda la noche con medio ojito abierto,  pero eso era muy cansado, y aunque Amarella era fuerte, una noche la venció todo el sueño acumulado.

Esa noche estaba la selva, más quieta que de costumbre. Era porque todos sabían que Jorge iba de caza. El sigiloso jaguar apenas hacía ruido y solo estando quietecitos se podían ocultar esos animalitos que se querían salvar.

     No se sabe cómo fue, quizá el crujir de una rama, o una hojita que el viento, de mucha casualidad, llevó hasta su carita, haciéndola estornudar. La cosa es que Lola  de repente despertó, para ver horrorizada al enorme gato cerca de la dormida Amarella.

     Su primer instinto fue callar, pues el gato daba miedo. También sabía Lola que es la ley de la selva, el comer o ser comido. Quién sabe cómo pasó, Lola era inteligente, pero fue su corazón el que de pronto entendió que de ella dependía la vida de la Amarella. Y si eso de por sí, no fuera lo suficiente, conprendió también Lola que con la del jaguar, no era muy diferente. El Jaguar debía comer, y mantener a su gente, aunque eso, para otros, fuera sentencia de muerte.

      ¿Qué hago? dijo para sí la lapa. ¿Arriesgo mi vida para salvar la de la linda Amarella? O dejo que una vez más, se cumpla la ley de la selva? Mil voces en su cabeza decían cosas opuestas:

­     -Eso no es asunto tuyo… Mirá que ella es extraña….
­     -Y si Jorge no come… ¿Quién protegerá la selva?
­     -Pero ¿Cómo que esto no tiene nada que ver contigo? Lo que a una le    afecta…. a todas nos ha de aquejar…
­     -Jorge podría encontrar otras presas que le llenen…. pues con este bocadito, ¡ni lo notarán sus dientes!

 Entonces… ¿Qué piensan Uds. que hizo Lola?

     Pues la lapa lanzó al aire tal grito descomunal que todas las demás lapas despertaron de improviso. El pobre jaguar se viò de pronto en tal explosión, de plumas, picos y garras, que de un salto bajó a tierra, y con un gruñido, se alejó ligero de tan molesta recepción.

     Así fue como Lola salvó a la dulce Amarella, y al mismo tiempo logró despertar a su conciencia.  De ahí en adelante, Lola nunca olvidaría, que toda acción o inacción tiene sus consecuencias. Y para decidir lo que uno debe hacer, el amor te ha de guiar… pero también la cabeza. Las lapas hicieron equipo, juntando todas sus fuerzas, y el grupo prosperó, con Lola a la cabeza.

domingo, 29 de julio de 2012

El Cuento De La Danta Amaranta


A la danta Amaranta le gusta bailar, pero su gran panza la cansa. Se esconde en el Ceibo a llorar. La danta está triste… No puede bailar.

Arriba en las ramas, se encuentra el jaguar, que duerme la siesta de media mañana. Las lapas le avisan, mientras se acicalan, que la triste danta llora toda sola, debajo su rama.
EL jaguar conoce muy bien a Amaranta, la ha visto crecer junto a su camada. Gracias a su gente, que le da la vida, el jaguar Jorge,  guardián de la selva, hace su trabajo.

Jorge se estira y mira a Amaranta, sabe que es la hora…. Decide “ayudarla”.
Sigiloso salta, cada vez más bajo, cada vez más cerca de la triste Amaranta. Cuando ya la tiene muy cerca, en su mira… extiende su garra, poderosa,  fría, y ….de un solo golpe, rompe una pesada rama,  que en la cabeza cae de la sorprendida danta.

Amaranta, con ojos llorosos, mira hacia el jaguar, y ve sus colmillos, en amplia sonrisa. “¡Corre!“ –gruñe el gato. “¡Corre!” “¡Por tu vida!”
La danta Amaranta no se espera más, y sale corriendo ¡Pero a todo dar!

El jaguar suspira, con satisfacción y sale ligero, mas, con precaución. Parece que juegan al gato y ratón, por entre los árboles, corren un montón.
Amaranta vuela, sin pensar dos veces. Ni la panza estorba, ni el corazón se cansa. Los dos animales bailan una danza…
Pezuñas retumban…catapum,pum,pum. Las zarpas repican, tin tiqui tiqui ting como campanitas, sonando a peligro…
Manteniendo el paso, las loras alientan con sus cacareos a los corredores… Coco, cococoroco, cococoroco.
Y sus corazones, como en una orquesta, todo el ritmo marcan… Tum-tum-tum-tum, tum-tum-tum-tum, tum-tum-tum-tum.

Los otros bichitos le van agregando cientos de sonidos, cada cual el suyo, y hacen que Amaranta baile mientas corre hasta la cañada, donde está el gran río,  con aguas que truenan mientras brincotean entre los peñascos.

La danta Amaranta ni por un instante afloja la marcha. Al río se tira, alta la cabeza, porque su gran panza flotar le permite, y nadar ligera hasta la otra orilla, donde como siempre, su mamá la espera.

La danta, mojada, pero más ligera, se frota el hociquito con su madrecita tierna.  Su madre pregunta: “¿Por qué tan contenta?”.
 Y Amaranta dice: “Es que hoy, madre, ¡yo bailé en la selva!”
El felino las mira, desde la otra orilla, su trabajo hecho, baja la cabeza; chasquea la cola, y desaparece… cual dorado fantasma… ¡Va por otra presa!
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Cuestionario:
·         ¿Cómo ayudó el jaguar a la danta?
·         ¿Qué podemos aprender de esta historia?
·         ¿Qué escena te gustó más?
·         Si fueras un animal del bosque, ¿cuál elegirías ser? ¿Por qué?
·         ¿Por qué es importante el bosque?
·         ¿Qué podemos hacer nosotros y nosotras para protegerlo?
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Actividad de cierre:
·         Hagamos un mural de la historia

miércoles, 18 de julio de 2012

La Comunidad del Ceibo


   

   La Comunidad 

                 del Ceibo





          En medio de la espesa jungla de Corcovado, hubicado en  la diminuta península de Osa,  al sur este de Costa Rica, entre el océano Atlántico y el Pacífico, se encuentra la Comunidad del Árbol Ceibo
.
          Se trata de un lugar muy especial del bosque tropical. El Ceibo es un árbol tan antiguo que no se sabe su edad. Dicen que se necesitan más de 20 personas tomadas de la mano para rodear su tronco. 

¿No saben de él? ¿No lo han visto?

          Bueno, no es de extrañar. Este Ceibo tiene una cualidad muy especial, refleja siempre lo que hay en el corazón de las personas. 

           Es por ello que, como a veces sucede en esos lados del mundo..., si una inocente criatura se pierde en el bosque y llega a su claro, el Ceibo extende sus ramas para abrazarle y crear una especie de nido donde pueda refugiarse. Así, desde lo alto de las ramas, los pajaritos le cantan canciones de cuna, y si hace frío, o lluvia, el árbol sacude sus hojas y deja caer una cobija de hojas sobre la criatura. Para que su cama sea bien suave, los animales de pelo toman un poco de la parte más suave que tienen, y forran con ella el nido. Mientras, las hormigas hacen guardia para que nada ni nadie le moleste, y una regordeta serpiente se enrosca debajo de su cabecita para que tenga almohada.

        Ay... pero si en lugar de alguien inocente llegan cazadores, entonces todo cambia. El Ceibo lanza desde sus raíces estacas puntiagudas hacia el cielo, creando un casi imposible laberinto. En las puntas de las estacas que sobresalen del suelo, hay "pica-pica", una sustancia que arde y da un comezón terrible si toca la piel. Por si eso no fuera suficiente, las hormigas "bala" hacen guardia en los tallos de las estacas y cuando pasan los cazadores, saltan a sus pantalones y se van corriendo a las mas tiernas partes a clavar sus afiladas tenazas. ¡Pueden imaginar  con un nombre como "bala",  que no se refiere a su rapidez, sino a lo doloroso de su mordida, que la defensa de los insectos forma una barrera temible! Y es que a demás, las cigarras se ponen de acuerdo para cantar todas juntas, y el ruido es como para volver loco a cualquiera. Finalmente, y en caso de que algún cazador no se haya dado aún por vencido, enormes nubarrones de hambrientos mosquitos descienden sobre los infortunados que no tienen otro remedio más que salir corriendo.

    Lamentablemente, en ocasiones, quienes llegan hasta el Ceibo tienen aún peores intenciones que los cazadores. Se trata de taladores de árboles, quienes por dicha al llegar ante el Ceibo, lo único que ven son troncos ya cortados de pequeños árboles, arbustos espinosos y tierra abrasada por el hirviente sol, sin una gota de agua a su alrededor. Frustradas sus expectativas, quemada la piel, y muertos de sed, esta gente acostumbra a dar rápidamente la vuelta y regresar por donde vino, con las manos vacìas.

Peor en realidad, la comunidad del Gran Ceibo, al que podemos considerar como el árbol espíritu de la selva, es una comunidad rebosante de vida y hogar de muchas diferentes especies de animales y plantas. 

Si sigues con nosotr@s te contaremos algunas de sus historias...

jueves, 5 de julio de 2012

SpiriToys

Juguetes articulados, educativo-recreativos, elaborados según los principios del comercio justo -socialmente responsables y ambientalmente amigables.


Juega, aprende y protege la naturaleza

Tod@s somos OSA


Osa 
Sol y lluvia baten tu tierra fértil 
Mientras el viento estremece los árboles
Que súbitamente 
Estallan 
En rojos, verdes, azules y amarillos 
  De lapas, loros y flores,
En un bramido que retumba 
Con el latir de tu propio corazón,
Vibrando al mismo ritmo del mío.